Sólo entrar se percibe un aire diferente, no es un restaurante tradicional.
Con una decoración muy acertada, el local dispone de rinconcitos para estar tranquilo o mesas grandes para compartir la comida con amigos.
En la entrada, con el saludo, te explican como funciona y te entregan una tarjeta para que se cargue todo lo que vas consumiendo. Se trata de ir pasando por las diferentes paradas del restaurante y escoger lo que más te apetezca. Una vez hecho el pedido, tu mismo lo llevas a la mesa y se te carga en la tarjeta el importe que se debe pagar a la salida. Fácil y simple.
Se trata de pasear por el ambientado market e inspirarse para degustar gastronomía italiana. Hay cinco barras donde puedes encontrar diferentes propuestas gastronómicas: antipasti, bodega de vinos italianos y nacionales y cervezas, pasta, pizza y el rincón de los postres y helados.
Me invitaron a probar su cocina con una amplia propuesta gastronómica. ¡No sólo de pasta y pizza vive el italiano!
Un entrante con una selección de quesos del Valle d’Aosta nos entusiasmó. La combinación de estos deliciosos quesos con el vino es uno de los placeres de la vida. Junto con los quesos probamos un entrante hecho con bresaola a modo de canelón de cremoso de cabra, nueces y un lecho de calabacín y almendras. Para los que no conozcáis la bresaola, como yo, os explico que es carne de ternera curada en finas lonchas.
Sin duda el plato que más me entusiasmó fue una sugerencia que tenían aquél día, un carpaccio de atún rojo con guacamole y pistacho. El atún se deshacía en la boca y el pistacho le daba un toque buenísimo que con la cremosidad del guacamole me encantó. La ensalada con combinación de mozzarela de búfala, sandía, mango, tomate, menta y albahaca resultó muy refrescante y sabrosa.
La parmigiana afumicatta es una lasagna de berenjena con queso ahumado scamoza ahumada y mozzarela de búfala, Puedes escoger entre diferentes panes: grisinis, pan de olivas de kalamata, rustico, de cereales…
La pasta se cocina delante tuyo escogiendo diferentes pastas y la salsa que más te apetezca. Yo probé unos spaghetti carbonara y unos tagliolini con funghi e tartufo nero con setas y trufa negra. Sin menospreciar la carbonara, los taglioline sin duda fueron los ganadores.
Y al lado de la pasta, se cocina la pizza donde se puede escoger entre harina blanca y harina de farro. El farro, según me informé después, es uno de los cereales más antiguos de la historia. La pizza que probamos fue con esta harina con una base de champiñones y trufa, mozzarela, speck, huevos de codorniz y pimiento rojo. La base es parecida a la harina integral. ¡Probarla, es riquísima!.
¡Y los postres! De sobras son conocidos los helados italianos. Los helados y los postres, igual que el resto de la comido es artesanal. Os recomiendo el de mango si os gusta esta fruta, es muy cremosisimo. La panacotta también fue un acierto pero el tiramisú estaba de escándalo.
La ventaja de coger tu mismo los productos en las paradas es que ves los platos, así puedes ver lo que más te apetece de las cosas que tienen expuestas. La desventaja es que tienes que levantarte para servírtelos y puede que sea algo incómodo. A mi me gusta la fórmula. Además puedes compartir los platos con el resto de los comensales, delante de cada parada hay platos para poder compartir las raciones. Muy adecuado para ir con amigos.
Fuera de los horarios de comida están cerradas algunas paradas pero siempre hay algo para picar o símplemente tomarse un café, una cerveza, un vinito o un gintonic.
El local ofrece un amplio horario con Wifi gratuita y enchufes donde poder trabajar con el portátil, tablet o móvil.
Os animo a que lo probéis, yo seguro que repetiré.
Carrer Rosselló, 231
EIXAMPLE
Enlaces de interés:
Web Davita Italian Gastro Market
231, 08008 Barcelona, Barcelona, España